lunes, 16 de julio de 2018

Recuerdo a un gallego bueno y generoso

Cuando uno tiene que despedir a un compañero, a un referente, a un político con mayúsculas, las palabras se quedan escasas. Ni la historia del Partido Popular ni la de Galicia se entenderían sin el papel jugado por Gerardo Fernández Albor. Ha sido el primer presidente electo de la Xunta y uno de los padres del autogobierno gallego, pero sobre todo ha sido un político honesto y trabajador y una buena persona. Suele decirse que cuando alguien bueno se va no solo lo elogian sus compañeros sino también sus rivales en el terreno de juego y así ha sido en el caso del presidente Albor. Puede sentirse orgulloso de su herencia, de la Galicia que ha ayudado a construir, porque cuando él entró en política estaba casi todo por hacer, su legado estará siempre con nosotros. Solía decir que “Galicia era una tierra fácil de amar” y lo hizo desde su papel de servicio público y desde su faceta más personal. Fue un ferviente defensor de la cultura gallega y a la vez un europeísta convencido, posturas que hoy en día muchos ven como irreconciliables y que en su persona se ha demostrado que no lo son. Sirvió a Galicia primero desde la Xunta y desde el Parlamento europeo después, convirtiéndose en uno de los principales referentes del galleguismo inclusivo. Fernández Albor llevaba siempre a Galicia en el corazón, como todos los que creemos que ser gallego es una forma de sentirse español y europeo. En sus cien años de vida ha sido premiado con las más altas condecoraciones regionales, nacionales e internacionales. Ha sido un hombre de talante conciliador, de esos que no abundan. Demostró su capacidad de diálogo dentro y fuera de nuestras fronteras, participando incluso en la comisión creada en el Parlamento Europeo para la reunificación de Alemania. Entendía la política como herramienta de servicio a las personas, igual que la medicina, su otra vocación. Se ha ido el compañero, pero queda su legado, que estoy seguro se engrandecerá con el tiempo. Hasta siempre, presidente Albor.

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