lunes, 13 de febrero de 2012

Reforma

Vontade, disposición para o entendemento e sobre todo gañas de chegar ó acordo. Estas son as premisas básicas para que a reiteradamente aludida reforma do Senado, considerada unánimemente como necesaria, chegue a acometerse dunha vez por todas.

Unha asignatura pendente que ninguén, ata o de agora, quixo ou se atreveu a acometer. A recoñecida necesidade quizais adoeceu de certa falla de vontade política. Unha fase que, cando menos, parece estar xa superada nesta recén estreada décima lexislatura.

A pretensión é clara. Trátase de desenvolver o cometido que a propia Constitución lle asigna á Cámara Alta, de seguir escrupulosamente as súas encomendas, de sacarlle o máximo rendemento como a Cámara de representación territorial que é.

Ademais, neste contexto de fonda crise económica no que estamos, non podemos permitirnos que esta asignatura continúe pendente; debemos ser resolutivos e contribuir tamén, dende este ámbito, a aportar solucións para sair do bache no que estamos sumidos, e un bo xeito de facerlo sería, por exemplo, solventar as dificultades que leva aparelladas a financiación autonómica.

O Partido Popular, e máis concretamente o Grupo Popular no Senado, amosouse disposto a asumir este reto dende o mesmo día da súa constitución.

Eu mesmo, como voceiro, fixen alusión a este asunto, argumentando a conveniencia de fomentar o exercicio das súas funcións, non só coma a mellor ferramente para que a Cámara exerza coma foro multilateral de cooperación territorial, e incluso de primeira lectura, en asuntos directamente relacionados coas diferentes comunidades (como os estatutos de autonomía, por mencionar un caso), tamén para que a cidadanía perciba de xeito máis patente e directo a repercusión dos acordos que se adoptan nela.

A propia vicepresidenta do Goberno Soraya Saenz de Santamaría refrendou esta idea durante a súa primeira comparecencia na Cámara esta mesma semana. Non só esto, avogou por equiparar o veto no Senado ó do Congreso en asuntos de especial transcendencia como podería ser a Lei sobre o teito de gasto, e confirmou que tanto o presidente Rajoy como o seu equipo ministerial ó completo seguirán a rendir contas mensualmente ante o plenario.

Insistiu, eso si, en que a proposta debe partir dos propios grupos parlamentarios. Non caben tutelaxes nesta reforma. Todos os grupos parlamentarios temos que poñernos a traballar neste cometido, consensuar contidos e redefinir funcións. Será bo para todos, para a institución e para o sistema bicameral do noso país.




Reforma

Voluntad, disposición para el entendimiento y sobre todo ganas de llegar al acuerdo. Estas son las premisas básicas para que la reiteradamente aludida reforma del Senado, considerada unánimemente como necesaria, se acometa ya.

Una asignatura pendiente que nadie, hasta ahora, quiso o se atrevió a acometer. La reconocida necesidad quizás adoleció de cierta falta de voluntad política. Una fase que, cuando menos, parece estar ya superada en esta recién estrenada décima legislatura.

La pretensión es clara. Se trata de desarrollar el cometido que la propia Constitución le asigna a la Cámara Alta, de seguir escrupulosamente sus encomiendas, de sacarle el máximo rendimiento como la Cámara de representación que es.

Además, en este contexto de honda crisis económica en la que estamos, no podemos permitirnos que esta asignatura continúe pendiente; debemos ser resolutivos y contribuir, también desde este ámbito, a aportar soluciones para salir del bache en el que estamos sumidos, y un buen modo de hacerlo sería, por ejemplo, solventar las dificultades que lleva aparejadas la financiación autonómica.

El Partido Popular, y más concretamente el Grupo Popular en el Senado, se mostró dispuesto a asumir este reto desde el mismo momento de su constitución.

Yo mismo, como portavoz, hice alusión a este asunto, argumentando la conveniencia de fomentar el ejercicio de sus funciones, no únicamente como la mejor herramienta para que la Cámara ejerza como foro multilateral de cooperación territorial, e incluso de primera lectura, en asuntos directamente relacionados con diferentes comunidades (como los estatutos de autonomía, por mencionar un caso), también para que la ciudadanía perciba de manera patente y directa la repercusión de los acuerdo que adoptan en ella.

La propia vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saenz de Santamaría, refrendó esta idea durante su primera comparecencia en la Cámara esta misma semana. No únicamente esto, abogó por equiparar el veto en el Senado al del Congreso en asuntos de especial transcendencia como la Ley sobre el techo de gasto, y confirmó que tanto el presidente Rajoy como su equipo ministerial al completo seguirán rindiendo cuentas mensualmente ante el plenario.

Insistió, eso sí, en que la propuesta debe partir de los propios grupos parlamentarios. No caben tutelajes en esta reforma. Todos los grupos parlamentarios tenemos que ponernos a trabajar en este cometido, consensuar contenidos y redefinir funciones. Será bueno para todos, para la institución y para el sistema bicameral de nuestro país.

7 comentarios:

José Ramón dijo...

Estou completamente dacordo, Xosé Manuel, coa túa declaración de intencións e coas ideas que expresas sobre o que ten que ser o Senado. Agora hai que coller o touro polos cornos e facer realidade a reforma. Espero que así mude a opinión que teñen a maior parte dos cidadans sobre a utlidade desta Cámara parlamentaria.

Manuel dijo...

está claro que a nuevos tiempos, nuevos cometidos y redefinición de voluntades.
Una reforma que sea entendible y lógica será bienvenida, me alegro que venga de la mano el partido popular
ánimo, que hay mucho por hacer

Anónimo dijo...

Ánimo Jose Manuel, que estás haciendo un trabajo estupendo en el senado como portavoz, espero que te sea reconocido y premiado
mucha suerte

Anónimo dijo...

Lo primero es potenciar la coexión de los distintos territorios y para ello ha de dinamitarse la extrategia nacionalista de introducir elementos "diferenciadores".

1º- Eliminar los traductores y reestablecer como idioma vehicular y único el Español.

2º- Crear una comisión para modificar la Constitución en aquellos artículos donde unas comunidades adquieren privilegios sobre las demás.

3º- Proponer una reforma administrativa con alcance constitucional, por la cual el estado Español sea el titular de las compentencias cedidas a las Autonomías y pueda en cualquier momento recuperarlas o intervenir para corregir el mal uso que una autonomía haga de las cesiones realizadas.

O se coge el toro por los cuernos o seguiremos en las mismas de siempre.

mateo dijo...

Ninguén dubida que a Reforma é un documento necesario e valente, para conbater a taxa de cinco millóns de parados que se herdou dos incompetentes socialistas.

José Ángel dijo...

A verdade e que o PP sae fortalecido deste Congreso e cas ideas moi claras de cal debe ser a direción a seguir para saír desta crise que tanto dano nos está facendo.
As medidas que se están a tomar darán os seus froitos e, todos, e digo todos, teríamos que poñer algo da nosa parte para facer este un pouco máis levadeiro e saír canto antes deste desaguisado.

Anónimo dijo...

Entiendo que el el Senado es una cámara cara i, en términos de ahorro, prescindible.
Las opiniones a favor de mantenerla son robustas pero tienen que ver, también, con la "escenificación" de representabilidad de las CCAA.
Si se quiere ahorrar en gastos menores, el de los pinganillos tiene algo de folklórico y podria evitarse sin más con la sola condición de esforzarse cada senador por "comprender" las otras lenguas del Estado. No debe haber privilegios y los castelanohablantes no son más que nadie: el castellano es una lengua regional como las demás.
Es desde la solidaridad y el respeto como se fomenta la unidad.