martes, 16 de abril de 2013

Democracia

La política como solución a la crisis económica e institucional. Abogo por esa idea. Reconozco que no es la única herramienta a emplear. Yo apuesto por la suma. Pero eso no le resta a la política ni importancia ni validez ni utilidad. Reconozco asimismo las imperfecciones del sistema. Pero no debemos olvidar que nos costó mucho esfuerzo llegar al Estado democrática, social y de derecho que tenemos. Y también debemos tener presente que, en este sistema, un pie fundamental es la representación política, el juego parlamentario. Y son los representantes políticos los encargados de articular las demandas de la ciudadanía. Ese es, en el fondo, su trabajo como delegados de la soberanía popular. Por descontado, esta defensa del sistema no contradice ni limita la crítica social a la actividad política. Forma parte del propio sistema; y es legítimo y hasta enriquecedor. Al fin, para que la política cumpla su papel es esencial que los políticos no pierdan el pulso ni el sentir de la calle. A ella se deben. Pero de ahí a cuestionar las instituciones, y hasta acosar, coaccionar y hostigar a los representantes políticos hay un trecho desmesuradamente grande. Alerto en este punto sobre la aparición de otro problema de dimensiones descomunales: la pérdida del respeto institucional. Y llegar a este punto supone poner en cuestión la democracia en sí misma, su esencia. Este es un riesgo terrible del que desgraciadamente tenemos antecedentes en nuestra historia y estoy convencido de que nadie quiere repetir experiencia. Sí al control, a la trasparencia, a la participación ciudadana. La propia democracia representativa articula la opción de la iniciativa legislativa popular, máxima expresión de la actuación ciudadana directa. Exprimamos el uso de esos cauces legales. Pero mantengamos, no solo el respecto a las instituciones democráticas, también las formas y los procedimientos que establece el sistema. No considero en ningún caso que sea el momento idóneo para recurrir a la demagogia ni a la manipulación. Las tensiones sociales que estamos viviendo no son exclusivas de nuestro país, otros de nuestro entorno están pasando por una situación semejante. La crisis económica posiblemente fuera el detonante del desapego que la ciudadanía está teniendo de las instituciones pero desde luego no es la única causa. En la mano de todos está recuperar y devolver la confianza en el sistema.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

concordo Xosé Manuel, hoxe mais ca nunca decesitamos os aparatos da democracia funcionando a pleno rendemento para que os violentos e os antisitema apoderénse do que nos costou tanto traballo conseguir.
ánimo

José Ángel dijo...

Buena teoría, pero la práctica demuestra que el poder político se ha visto corrompido por un buen número de vividor@s, que han provocado el descontento y desconfianza de la sociedad.
Una sociedad que deposita su esperanza en unas personas que luego se enriquecen (algun@s) mientras otr@s lo pasan fatal.
No es necesario que aclare que yo defiendo y creo en polític@s nobles y comprometid@s como tu.
Hay mucho que hacer y que cambiar. Espero y deseo que la sociedad, sin contar a l@s agitador@s de turno, tengan la cordura y paciencia suficiente.

mateo dijo...

Ti coma min sabes que hai un grupo de partidos políticos que saben moi ben facer que os seus seguidores saian as rúas a facer manifestacións e demáis actos desagradables e pouco afortunados.
Que ninguén pense que estes representan á sociedade. Estes representanse así mesmos e son sempre os mesmos.
O que non se gaña nas furnas non se gaña destrás das pancartas e menos perseguindo a xente que está en política traballando polo ben dos seus concidadáns.
Lamentalbe esta situación pero, coma sempre, non lles servirá para nada. O peor de todo e que sempre cargan os mesmos tontos útiles que se deixan influenciar polos señoritos da garabata.

Anónimo dijo...

concordo, só digo unha cousa
as leis hay que cumplilas, facer cumplir a lei e todos tan amigos

MJesúsGV dijo...

Como afiliada y simpatizante quero e demando solucións xa para o pobo.

Non nos quedemos tan só nas palabras, queremos feitos.

Medidas drásticas contra os corruptos dentro do noso partido.

Accións positivas en prol do pobo no tocante a pérdidas de vivenda, preferentes... e demais dereitos da cidadanía.

Quero seguir confiando no partido ao cal votei dende os 18 anos.

Jose dijo...

Comparto totalmente el contenido de tu artículo, Xosé Manuel. Por eso es tan importante avanzar en las reformas democráticas que tanto necesitan España y los españoles si queremos equipararnos con Francia, Alemania y Reino Unido, sinir más lejos. Entre otras cosas, es imprescindible contar con parlamentarios que, sin perjuicio de su compromiso con el partido, se deban a sus votantes por encima de todo. Por eso hay que cambiar el obsoleto régimen electoral vigente para adecuarlo a una democracia propia de un país mínimamente avanzado.

Un afectuoso saludo.