Demagogia

En Lugo, la demagogia y el populismo mal entendido gana posiciones a ritmo vertiginoso. Lo digo por la propuesta llevada a pleno hace unos días por el BNG con el fin de reprobar a los diputados nacionales del Partido Popular. Pretendían los nacionalistas declararlos personas no gratas. No lo consiguieron. Los votos, los que tienen en el pleno (fruto del respaldo popular), no fueron suficientes; y el PSOE, en un intento por nadar y guardar la ropa, se abstuvo. Una opción que pretendía simular no haber participado en la tirada de piedra pero, por consentidor, su mano fue ostensiblemente visible. Es una lástima que durante ocho años, precisamente el tiempo que con más profusión se comercializaron las preferentes, ni unos ni otros, por iniciativa u omisión, se afanaran con igual diligencia para parar el problema. Intentar rentabilizar políticamente el drama personal y social derivado de la incorrecta comercialización de este tipo de productos financieros es pasarse de frenada. Es, además, una apuesta arriesgada involucrarse en cuerpo y alma en mediáticas algaradas como ésta. Bien sea, como fue el caso, alentándola directamente o bien, aunque sea con la boca pequeña, respaldando manifestaciones o concentraciones en las que se enarbolan carteles en los que aparecen fotografías de representantes políticos, democráticamente elegidos, con clara intención de acusarlos de ser los responsables del problema. Algo que, a mayores de injusto, es falso. Y los nacionalistas, y con más motivo los socialistas, bien lo saben. Ya en varias ocasiones utilicé esta atalaya para defender a las instituciones y a los representantes legítima y democráticamente elegidos por los ciudadanos. Y pongo énfasis, otra vez, en el respeto que todos le debemos a una y a otros. Y subrayo igualmente el hecho de que estamos, con gran esfuerzo (por cierto), en un Estado democrático, social y de derecho, en el que el debate político es un pilar fundamental. Respeto, sin ningún tipo de matiz, la crítica social y el derecho a protestar. Pero, precisamente porque vivimos en democracia, hay habilitadas suficientes herramientas para encauzar esa crítica y esa protesta de manera adecuada. Y también una vez más abogo por su empleo. Situarse fuera de esos cauces, deslegitima. Simplemente.