La Constitución del consenso

Esta semana que acabamos de cerrar ha estado marcada por la celebración de los actos del día de la Constitución. Para mí, igual que para muchos españoles, la Constitución es mucho más que un texto legislativo, es el pacto más importante al que se ha llegado en España en los últimos cuarenta años. Su redacción en 1978 estuvo presidida por el espíritu de consenso y unidad, un espíritu que nos ha permitido alcanzar la estabilidad y la modernización social, económica e institucional de la que hoy disfrutamos. La Carta Magna sigue siendo un instrumento imprescindible para nuestra convivencia y, en mi opinión, hoy en día sigue plenamente vigente, lo cual no significa que no se pueda iniciar el camino para acometer reformas que nos lleven a afrontar con mayores garantías los nuevos retos y dar respuestas a los nuevos desafíos que afectan a nuestra democracia; pero esto requiere del concurso y el consenso de todos. Suscribo las palabras de nuestro Presidente, Mariano Rajoy, quien aseguró que es necesario ser prudentes y no frivolizar en un tema tan importante como la reforma constitucional. Todas las propuestas encaminadas a modificar la Carta Magna deben ser razonables y deben partir de la lealtad institucional y de una visión de España como conjunto. Es necesario un consenso previo sobre lo que se quiere cambiar y lo que se pretende preservar. La unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de todos los españoles, sus derechos y libertades fundamentales, la pertenencia a Europa y los pilares básicos del Estado del bienestar no deben tocarse ya que siguen siendo instrumentos imprescindibles para nuestra convivencia. No se puede perder nunca de vista que nuestra Constitución ha sido fruto de un gran acuerdo entre los españoles y que ha traído a nuestro país el periodo más largo y fructífero de convivencia, democracia y bienestar. Su reforma debe emprenderse de forma pausada, priorizando el diálogo y el acuerdo entre todas las fuerzas políticas, desde la máxima lealtad institucional, incorporando nuevas sensibilidades pero siempre sobre la base del respecto al Estado de Derecho.