jueves, 21 de junio de 2018

Un gobierno de “gestos” y sin contenido

Atónitos asistimos al desembarco de Pedro Sánchez y sus ministros en Moncloa. El nuevo Gobierno, además de ser el primero en la democracia salido de una moción de censura, parece que también pasará a la historia por ser un gobierno de “gestos” y poco contenido político. Gobernar priorizando la imagen no es lo que los españoles necesitan. Seguimos sin saber cuál es el programa del Sr. Sánchez, lo único que sabemos es que hace suyos los presupuestos del Partido Popular, pero sin explicar cómo piensa dotar económicamente a los ministerios de nueva creación. No lo explica porque no sabe cómo y no modifica los presupuestos porque no se siente capaz de hacerlo. Ha llegado al Gobierno para hacer campaña y preparar su candidatura para las próximas elecciones generales. Mientras, el Partido Popular ha demostrado seguir pensando en el interés general desde la oposición. Esta semana que acaba de terminar en el Senado hemos votado en contra de los vetos de los socios de Sánchez en la moción Frankenstein y lo hemos hecho por coherencia y responsabilidad. Resulta llamativo que quien predicó lecciones de transparencia y ética y se erigió como adalid de la regeneración política forme un gabinete con un ministro defraudador y un imputado. Pedro Sánchez se ha visto obligado a forzar la dimisión de Maxim Huerta en menos de una semana. Ha tenido que obligarlo a dimitir por estar condenado por delito fiscal en 2017 y lo ha hecho víctima de sus propias palabras. Se ha visto acorralado por la hemeroteca: “si tengo en mi dirección a un responsable político que crea una sociedad interpuesta para pagar la mitad de impuestos, esta persona al día siguiente estaría fuera”, había dicho en 2015. No tenía opción. La dimisión de Huerta demuestra que su nombramiento fue, cuando menos temerario y desacertado; no se puede formar un gobierno basándose solo en las ideas propagandísticas de un experto en marketing. La elección de un sucesor con un perfil totalmente diferente pone de manifiesto la inexistencia de hoja de ruta en el ejecutivo, la inexistencia de programa de gobierno. Todo vale. Tenemos un presidente que se mueve siguiendo sus anisas de poder y repercusión pública. ¿Qué va a hacer Pedro Sánchez con el ministro de Agricultura, Luis Planas, imputado por consentir robos de agua en Doñana? Arranca mal el ejecutivo socialista. Esperemos, por el bien de todos, que por lo menos el Sr. Sánchez no tire por la borda lo que tanto esfuerzo ha costado a los españoles: volver a la senda de crecimiento.

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