lunes, 23 de julio de 2012

25 de julio

A tres días de la celebración del Día Nacional de Galicia, quisiera reflexionar sobre la trascendencia de reafirmar nuestra identidad colectiva, de reivindicar nuestra tierra madre, que es, al fin, el principio alrededor del que gira esta celebración. Lo que en el inicio del siglo XX empezó casi como un acto simbólico, enaltecido en la intimidad por los intelectuales de la época, es ahora, desde hace mucho ya, un referente para la mayor parte de los gallegos, sino todos. Y hago este matiz sobre la relevancia de la onomástica porque, para comprender donde estamos, es fundamental saber de dónde venimos. Establecer su trayectoria temporal e histórica para, en su justa medida, acabar por comprender e interiorizar el significado del que está dotado hoy. Es cierto que todos (sean o no el señalado 25 de julio, por aquello de otorgarle a la jornada una connotación diferente con el añadido de fiesta) son días de Galicia. En la defensa de la identidad de nuestra tierra, todos y cada uno de los 365 días del año, debemos dar a conocer y poner en valor los elementos diferenciadores e definitorios que nos hacen únicos: lengua, cultura, patrimonio, paisaje… Sin imposiciones, porque los principios galleguistas se basan precisamente en la defensa de la idiosincrasia societaria gallega en la que hay una influencia ineludible de nuestra tradición cultural y lingüística y en la que el entorno, como no podría ser de otro modo, también juega un papel fundamental. ¿Cómo definir Galicia sin sus ríos, fuentes, regatos, montes, huertas, prados, arboledas o pinares que mueve el viento a los que aludía Rosalía? El 25 de julio es el día de Galicia por antonomasia. Fiesta reivindicativa o reivindicativa fiesta, pero siempre el día de Galicia. Tiempo de enorgullecernos de ser gallegos; de sentir los que significa ser gallegos. Y ser gallegos, además de todo lo ya aludido, implica también tener espíritu emprendedor y eliminar la resignación de nuestra actitud vital. En estos momentos difíciles, ambos signos de identidad y carácter tan netamente gallegos, son más necesarios que nunca. Le pido al apóstol Santiago que nos siga dotando de ellos.

4 comentarios:

manto dijo...

todos los días , al menos yo, me siento gallego, hable en un idioma u en otro.
pero cuando más, cuando estoy lejos de Galicia
Saludos Xosé Manuel

Jose dijo...

Ese é o galeguismo tal como eu o entendo, unha forma de sentir e vivir coa que identifícome totalmente.

Un agarimoso saúdo, Xosé Manuel.

Anónimo dijo...

concordo co que expresas xosé manuel. ainda que os nacionalgalegistas non tanto, eso podes telo por seguro
apertas

José Ángel dijo...

Boa reflexión Xosé Manuel.

Amo a miña terra e amo o meu idioma, non precisamos de imposicións nin defensores a ultranza.

Saúdos