Novela del desgobierno

Me gustaría no tener que utilizar estas líneas para reflexionar de nuevo sobre la situación que se está viviendo en la Diputación de Lugo. Me gustaría pero me es imposible, porque me preocupa el bienestar de todos los vecinos de la provincia que, como yo, se ven obligados a asistir, atónitos, a continuos capítulos de esta “novela del desgobierno”. Después de la vergonzosa moción de censura vivimos, primero, los conflictos del bipartito y ahora nos toca presenciar, en primera fila y sin entrada, los líos internos del PSdeG de Gómez Besteiro. Por un lado están los socialistas que apoyan a Manuel Martínez, e incluso ya hay quien pidió públicamente una reunión de todos los regidores socialistas de la provincia. Y, por el otro, los que como Besteiro, lo acusan de tránsfuga y piden su expulsión. Demasiado revuelo para poder atender las demandas de los ciudadanos. Ni socialistas ni nacionalistas (que usan su código ético según les convenga) son capaces de hacerse con el control de la situación. Intentaron manipular a la opinión pública desviando la atención sobre el encuentro entre Elena Candia y Manuel Martínez en la gasolinera y la realidad, es que no todo el mundo que queda en un área de servicio lo hace con fines oscuros. Intentaron utilizar las fotos como cortina de humo, pero los ciudadanos han sido capaces de ver más allá. El problema no es que Candia y Martínez se encuentren sino que los socialistas traicionaron a uno de los suyos. Que nadie busque pactos oscuros entre PP y Martínez, no los hay. Cuando Elena Candia presidía la Diputación no hubo problemas porque todos los esfuerzos se centraron en atender las demandas de los vecinos, esa es la prioridad de PP. Dudamos de que el actual presidente sea capaz de terminar la legislatura con un gobierno tan débil y descompuesto. Besteiro entregó primero la cabeza de Orozco en el ayuntamiento de Lugo y ahora la de Martínez en la Diputación y esto pasa factura. No sólo tiene problemas internos en la provincia de Lugo; su liderazgo ha sido también cuestionado públicamente en A Coruña y Ourense e, incluso perdió la confianza del anterior líder del socialismo gallego, Manuel Vázquez. Gómez Besteiro quedó sin el respeto de su partido, al que no es capaz de mantener unido. Demasiado revuelo interno para poder atender las demandas de los ciudadanos.